martes, 22 de agosto de 2017

FISCALÍA PIDIÓ "CONDENA EJEMPLAR" PARA EXMAGISTRADO RODRIGO ESCOBAR GIL


Rodrigo Escobar Gil pasó de ser un abogado de inmensa reputación, exmagistrado de la Corte Constitucional y excomisionado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a ser el hombre para el cual la Fiscalía pidió "condena ejemplar". En esos términos se refirió el fiscal del proceso, en el que Escobar Gil fue acusado de tráfico de influencias de terceros, en sus alegatos finales. 

Escobar Gil fue llamado a juicio en septiembre del año pasado. La hipótesis que planteó la Fiscalia fue que el abogado intercedió ante magistrados del alto tribunal al que una vez perteneció "con el propósito de inducirlos a favorecer en sede de revisión a la empresa Fidupetrol, para que el recurso fuese seleccionado y fallado de acuerdo con sus intereses particulares".

Para la Fiscalía, la historia fue así: el exmagistrado fue contratado por Hélber Otero, máximo accionista de Fidupetrol, con el objetivo de que él, en la calidad que ostentaba, influyera sobre los magistrados de la Corte y lograra que una tutela que Fidupetrol había presentado fuera seleccionada. Una vez eso pasara, la Corte debía tumbar el fallo con el que la Corte Suprema le había ordenado a Fidupetrol pagar una multa de $22.500 millones. 

Esa sanción derivaba del hecho de que el exgoberador de Casanare, Witman Porras, había invertido recursos del departamento en fiducias, algo prohibido porque los recursos públicos no se pueden invertir en operaciones financieras riesgosas. Las cabezas de Fidupetrol querían evitar el pago y por eso, se supone, contrataron a Escobar Gil, un peso pesado. 

Según el organismo investigativo, para que la tutela de Fidupetrol fuera escogida se tejió un complot que incluía que un abogado llamado Víctor Pacheco, ya condenado por este asunto, recurriera a Escobar Gil como puente con la Corte para llegar hasta el entonces magistrado Jorge Pretelt, quien supuestamente pidió $500 millones por "ayudar" en este tema. Dentro de poco, Pretelt enfrentará un juicio en la Corte Suprema por este escándalo. 

Lo que vino desde entonces fue una especie de avalancha que sumió a la Corte Constitucional en el peor escándalo que ha afrontado desde su creación en 1991. Nunca antes un magistrado de este tribunal había perdido su fuero y había sido acusado ante la Corte Suprema. Pretelt ha negado reiterada y enfáticamente haber pedido dinero para beneficiar a un tercero con sus actuaciones como juez.

Hélber Otero aceptó su responsabilidad en el episodio, firmó un preacuerdo con la Fiscalía a cambio de testificar contra Pretelt y recuperó su libertad en septiembre del año pasado. Escobar Gil, por su parte, ha rechazado cualquier participación en el complot para beneficiar a Fidupetrol, aunque se supo que él le mencionó el tema al entonces magistrado Mauricio González, quien decidía sobre la tutela, en un almuerzo que había organizado Pretelt. 

Ahora, la última palabra en el proceso de Escobar Gil la tiene un juez de la República. Víctor Pachecho, el abogado que habría hecho el ofrecimiento del soborno, ya fue condenado a dos años de prisión. Hélber Otero también fue sentenciado y Pretelt va a juicio. En este caso, al parecer, nadie se quedó por fuera del radar de la justicia.

LA GRAN APUESTA DEL NUEVO CANAL UNO


Con una inversión superior a los 100 millones de dólares, el nuevo Canal Uno se la juega por competir con Caracol Televisión y RCN Televisión.

Canal Uno se la juega por competir con Caracol Televisión y RCN Televisión El nuevo concesionario del Canal 1 – Plural Comunicaciones– está conformado por tres de las productoras de mayor trayectoria en Colombia, RTI, NTC y CM&, y un fondo norteamericano especializado en medios Hemisphere Media Group (HMG). Las productoras colombianas tienen el 20 % cada una y el fondo es dueño del 40 % restante.

Con el arranque esta semana de la nueva programación del Canal Uno comienza en firme la apuesta del nuevo concesionario colombiano para convertirse en una alternativa para los televidentes y anunciantes. Será un gran reto considerando los cambios en la forma de ver televisión, a partir de la competencia que todos los medios tradicionales enfrentan con el internet y las plataformas digitales.

El crecimiento de la televisión por suscripción y la multiplicidad de ofertas, la aparición de plataformas tipo Netflix, el aumento de la pauta en medios web y out of home, entre otros muchos factores, han hecho que la pauta en la televisión nacional venga cayendo sistemáticamente.

El año pasado, la inversión publicitaria en televisión nacional cayó un 10 por ciento, al pasar de 1,1 billones de pesos a 990.000 millones, y en el primer trimestre de este año ha disminuido 8 por ciento ante la debilidad de la economía, según cifras de Asomedios y Andiarios. Además, buena parte de estos ingresos –y del rating– están concentrados en Caracol Televisión y RCN, dos canales tradicionales que pertenecen a poderosos grupos con intereses en múltiples sectores y enorme respaldo económico. En otras palabras, el canal no es su negocio principal y lo consideran más bien un complemento estratégico de sus otras actividades.

“Tendremos modelos comerciales más agresivos, pues podemos hacer paquetes o más activaciones de marca a lo largo de toda la parrilla”, anticipa Felipe Boshell, presidente del nuevo Canal Uno.

La estrategia es programar en forma alterna a Caracol TV y RCN. Eso quiere decir, por ejemplo, que cuando estas tengan noticieros, el Canal Uno tendrá algo diferente y así sucesivamente en todos los espacios. Habrá más de diez horas diarias de producción en vivo y en directo, los sets fueron modernizados con colores alegres y a esto se suma la contratación de algunos de los mejores presentadores de la televisión colombiana. 

En cuatro meses han contratado cerca de 100 personas directamente en la parte administrativa, comercial y digital, aunque en las distintas producciones puede haber en forma indirecta más de 400 personas involucradas.

El canal heredó una audiencia cercana al 2 por ciento del share de la televisión nacional y cercana del 5 por ciento en el prime gracias a sus noticieros, los cuales se mantendrán dado su gran posicionamiento. La apuesta es duplicar su alcance actual.

Aumentar los ratings es siempre complicado. La primera impresión que dejan los días del lanzamiento es que el noticiero y la entrevista de Yamid se mantienen. Sin embargo, hay que colonizar los otros espacios, mañana y tarde, y eso toma tiempo. El rating de los primeros días no ha sido extraordinario, pero eso es normal en cualquier arranque.

Durante el primer día, según informó el canal, más de 1,7 millones de personas lo sintonizaron en algún momento del día, un 80 por ciento más que la antigua señal. Esto demuestra para los representantes del canal que “la gente quiere una alternativa y que ya somos el tercer canal en audiencia de la televisión colombiana.”.

Un buen arranque, pero es claro que aún falta mucho camino por recorrer. La televisión es un tema de hábitos y no será fácil romper un mercado como el colombiano donde ha habido una oferta por más de 20 años de unos jugadores fuertes y con músculo para reaccionar, en un momento de bajo crecimiento de la economía y la pauta. Sin duda, una gran apuesta.

Nos permitimos dar a conocer la columna del periodista Daniel Coronel de la revista semana que titula sin bustos no hay paraíso



Sin Bustos no hay paraíso

Bustos no parece trabajar mucho. Sus informes de ejecución del contrato son de apenas dos hojitas hechas de afán pero nadie puede discutirle que su presencia protectora ha librado de todo mal al gobernador Rey.

Una mano lava la otra. En la anterior columna hablamos, entre otros temas, de la maravillosa suerte que tuvieron los defendidos por Luis Gustavo Moreno en la Corte Suprema de Justicia mientras Leonidas Bustos fue magistrado de la Sala Penal y aún después. Su influencia ha sido tanta que -en buena medida- fue él quien logró la elección de Néstor Humberto Martínez como fiscal general. El nuevo fiscal muy pronto nombró a Luis Gustavo Moreno, el hombre de confianza de Leonidas Bustos, como director nacional anticorrupción de la Fiscalía.

Fue entonces cuando se invirtieron los papeles. Moreno pasó de litigante a funcionario judicial mientras Bustos mutó rápidamente de magistrado a asesor legar de poderosos personajes que tenían procesos pendientes o incluso preocupaciones por eventuales casos que se veían venir en la Fiscalía.

Uno de esos personajes es el gobernador de Cundinamarca Jorge Emilio Rey, mencionado en esta misma página hace unas semanas.

El lunes 9 de enero, en la práctica el primer día hábil de este año, Luis Gustavo Moreno recibió un correo electrónico con ampliación de informaciones sobre una denuncia ciudadana por varios hechos de corrupción el Cundinamarca, incluyendo “volteo” de tierras, una millonaria empresa criminal para cambiar con sobornos el uso de suelos. Las denuncias iniciales habían llegado a la fiscalía el año anterior. De ese correo tengo copia pero no lo voy a publicar para proteger una fuente de información.

En esos documentos hay señalamientos y pruebas sobre posibles delitos en los que habrían incurrido el gobernador de Cundinamarca; su jefe de gabinete Nicolás García Bustos, el ex alcalde de Funza y actual gerente de la licorera Jorge Enrique Machuca, también los ex alcaldes de Mosquera Raúl Emilio Casallas, Álvaro Rozo y Álvaro Rincón; y el ex alcalde de Madrid Giovanny Villarraga, entre otros.

La investigación empezó y -por una casualidad inexplicable- tres semanas después la Gobernación de Cundinamarca inició un veloz proceso para contratar al ex magistrado Leonidas Bustos como asesor.


El 8 de Febrero mientras el fiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno recibía la radicación de las denuncias. Su padrino burocrático, el ex magistrado Leonidas Bustos, pasaba una propuesta de contrato a la gobernación de Cundinamarca.

El contrato por 87 millones 500 mil pesos fue firmado el día 20 de febrero entre la gobernación y el magistrado Bustos como representante legal de la empresa Bustos Martínez.

3 días después la fiscalía ordenó la captura del exalcalde de Madrid Giovanny Villarraga. Ya han caído Casallas y Rincón pero al gobernador y a su círculo inmediato no les pasa nada.

Bustos no parece trabajar mucho. Sus informes de ejecución del contrato son de apenas dos hojitas hechas de afán pero nadie puede discutirle que su presencia protectora ha librado de todo mal al gobernador Rey.

Similar suerte han tenido la ex gobernadora del Quindío, Sandra Paola Hurtado, y su esposo César Augusto Pareja conocido como “Toto”. A pesar de la existencia de denuncias de irregularidades contractuales y favorecimiento de familiares con recursos públicos, nada les ha sucedido. Bustos los ampara.

Otro caso emblemático es el del exgobernador del Cauca, Temístocles Ortega. Hay pruebas del uso y abuso de recursos oficiales para sus campañas políticas. El caso en contra del ex gobernador se detuvo súbitamente con la llegada de Luis Gustavo Moreno a la fiscalía anticorrupción.

Nadie se explicaba el frenazo hasta cuando los periodistas acuciosos de Caracol Radio descubrieron que Temístocles también estaba asesorado por el ex magistrado Leonidas Bustos, invicto en esta fiscalía.

Temístocles, que se conoce los tejemanejes de la justicia porque antes de ser gobernador fue magistrado de la judicatura, no se conformó con contratar a Leonidas Bustos sino que además tuvo por cosa prudente cambiar de partido político. Ahora está con Cambio Radical, el mismo grupo del fiscal Néstor Humberto Martínez, pero esa es otra historia.

LOS COLOMBIANOS QUE SERÁN EXTRADITADOS POR FALSIFICAR DÓLARES


Por primera vez un grupo de colombianos será extraditado a Estados Unidos por falsificar dólares. Usaban la fachada de conductores de servicio público para consumar sus delitos.

Hugo Jiménez, Juan Arana y seis de sus cómplices jamás se imaginaron que el Servicio Secreto de Estados Unidos estuviera tras ellos. No tenían por qué sospechar. Al fin de cuentas llevaban varios años delinquiendo impunemente. Pero la suerte se les terminó hace dos semanas y hoy varios de ellos entraron a formar parte de la historia criminal del país. En efecto, se trata de los primeros colombianos que serán extraditados y procesados por un juez estadounidense por falsificar dólares.

Colombia tiene el dudoso honor de ser el país del mundo en donde más se comete ese delito, y la calidad de los ‘dólares’ criollos es tristemente célebre. Pero a pesar de las múltiples capturas de este tipo de delincuentes solo hasta ahora la Justicia internacional decidió tomar medidas ejemplarizantes con estas extradiciones.

La historia de Jiménez, Arana y sus secuaces comenzó en 2015 cuando entraron en el radar de las autoridades. Varios turistas estadounidenses de visita en Medellín y otras zonas de Antioquia denunciaron ante su embajada que alguien los había estafado con dólares falsos. Cuando esos señalamientos se volvieron más frecuentes, agentes del Servicio Secreto asignados en Bogotá pidieron ayuda para indagar el caso al grupo especial de investigaciones de la Dijín (SIU por sus siglas en inglés).

Con las declaraciones de las víctimas, único indicio que tenían, pudieron establecer que todos los casos incluían algo en común: había un taxi de por medio. El método era sencillo y eficiente. La red embaucaba hábilmente a los extranjeros cuando estos abordaban uno de sus vehículos cerca del aeropuerto, hoteles o sitios de rumba. Al término del recorrido el conductor cobraba la carrera y cuando la iban a cancelar, generalmente con dólares, recibía el billete y rápidamente hacía un cambiazo por un billete falso. Como si esto no fuera poco, adicionalmente cobraban el recorrido. Decenas de turistas cayeron en la trampa.

Con esta información los agentes de la Dijín comenzaron una serie de operaciones encubiertas que duraron varias semanas. 

Algunos de ellos se infiltraron en el grupo de taxistas y otros simulaban ser turistas extranjeros. Con el paso de los días, varios taxistas indignados por lo que ya era conocido en el gremio le contaron a los policías encubiertos dónde actuaban algunos y las características de sus vehículos. De ese modo lograron dar con el paradero de uno de ellos que acechaba a sus víctimas a la salida de bares y discotecas. Simulando ser un extranjero, otro de los agentes encubiertos tomó ese taxi y entregó un billete marcado al momento de la estafa. Al bajar del carro otros policías empezaron a seguir al hombre.

Durante días estuvieron tras él. Gracias a ese trabajo lograron identificar los sitios de reunión y a los otros siete integrantes de la banda. Junto con la Fiscalía ordenaron interceptaciones telefónicas y otras actividades y determinaron que Jiménez y Arana dirigían la banda. El primero simulaba ser un comerciante propietario de varios almacenes de litografía. En las noches, en esos lugares utilizaban las máquinas para falsificar los dólares y también pesos, que entregaban al resto de la banda para efectuar los cambiazos.

“La operación duró casi dos años y participaron el Servicio Secreto y la Fiscalía General. Fuera de realizar los cambiazos, también distribuían entre otras bandas los billetes falsos que fabricaban”, explicó el director de la Dijín, general Jorge Vargas.

Los ocho integrantes quedaron detenidos hace pocos días en allanamientos simultáneos en Antioquia y Valle del Cauca. Seis de ellos enfrentan cargos en Colombia por fabricación y tráfico de moneda. Y Colombia extraditará a los jefes, Jiménez y Arana, por solicitud de una corte de la Florida que los acusa de atentar contra la economía de Estados Unidos. Ese final sin duda sienta un precedente para otros falsificadores de dólares.

CAPTURAN A MÁS DE 550 EXTORSIONISTAS Y SECUESTRADORES EN REDADA A NIVEL NACIONAL


Las autoridades de policía judicial capturaron a 556 personas señaladas de integrar diferentes redes de extorsión y secuestro, que se hacían pasar como miembros de la guerrilla del ELN, las FARC, los Urabeños y hasta de la Policía Nacional, en operativos adelantados a lo largo de 45 días en varias regiones del país.

Los operativos fueron adelantados por parte de la Fiscalía General de la Nación con apoyo del Gaula del Ejército, la Policía Nacional y el CTI quienes reportaron que del total de capturas 104 fueron en flagrancia.

Los investigadores indicaron que en términos generales, la modalidad más utilizada era la de llamadas telefónicas a través de las que exigían dinero a nombre de organizaciones a las que no pertenecían, a cambio de no atentar contra la vida de sus víctimas y familiares.

La Fiscalía advirtió que por ejemplo, en dos casos ocurridos en el Valle del Cauca los extorsionistas se identificaron como miembros del Clan del Golfo y resultaron ser delincuentes comunes.

En una de las conversaciones se escucha a una de las víctimas clamando para que no le hagan nada, porque no tiene dinero para pagar la extorsión, en Buga (Valle del Cauca).

EL GRINGO QUE LLEGÓ A BUSCAR ESMERALDAS DICIENDO QUE ERA ACADÉMICO


A mediados de septiembre de 2014, un hombre de mediana edad, con marcado acento extranjero y aspecto de profesor universitario, llegó a Bogotá. Venía de una prestigiosa universidad europea y, según dijo, estaba interesado en hacer una investigación sobre el pacto de paz que se dio en la zona esmeraldera del occidente de Boyacá en 1990. Le llamaba principalmente la atención la manera en que los dos bandos en disputa —ambos muy violentos— se pusieron de acuerdo, no solo para cesar las hostilidades sino también para impulsar alianzas de negocios que resultaron bastante fructíferas.

Pero su trabajo tenía un marco más amplio, pues este hombre también había estudiado, por varios años, el sangriento conflicto que hubo en torno a las minas de rubí en Afganistán, otro territorio en el que, según decía, los dos grupos enfrentados lograron impulsar varios acuerdos que generaron importantes beneficios para las partes. Y le atraía bastante que esto se hubiera logrado sin la mediación del Estado, el cual solamente actuó como observador en los momentos finales del proceso.

Mejor dicho, era un caso muy parecido al ocurrido en el occidente de Boyacá a comienzos de los años noventa.

Teniendo en cuenta lo anterior, Michael ‘Mickey’ Harrison llegó al país para comparar las realidades en las minas de piedras preciosas de Afganistán y Colombia, y analizar las pautas comunes que se establecieron exitosamente en esos dos escenarios, con el fin de desarrollar unos mecanismos de resolución de conflictos a los que las comunidades, en cualquier lugar del mundo, pudieran apelar, sin esperar la intermediación de otras instancias.

Para desarrollar su investigación, Harrison contrató un equipo de trabajo conformado por jóvenes profesionales colombianos, los cuales levantaron información sobre la zona esmeraldera. A su vez, se reunió con personajes que, posiblemente, podían darle unas bases importantes para corroborar ideas y resolver dudas sobre la explotación de esmeraldas y la situación social, económica y política de Colombia en general y del occidente de Boyacá en particular. Cada vez que Harrison conocía a alguien, se presentaba diciendo:

—¡Hola, soy Mickey, como el muñeco de Disney!

Frase que decía para ‘romper el hielo’, estableciendo sólidos lazos de amistad y obteniendo abundante infor- mación para sus intereses. Varias veces fue visto bebiendo cerveza en diferentes bares de la ciudad, asistiendo a numerosas fiestas y compartiendo con la gente en diferentes lugares sin temor a que su seguridad corriera peligro.

—¡Rumbeando también se aprende!

Decía utilizando palabras coloquiales colombianas, demostrando que era, definitivamente, uno de esos intelectuales que se salían de su ‘torre de marfil’, pues viajaba siempre a los territorios que le interesaba investigar, se internaba, sin miedo, en los lugares que le causaran curiosidad —así le dijeran que eran peligrosos— y buscaba establecer un contacto directo con las personas de cada sitio, a quienes conquistaba con sus entusiastas relatos sobre el medio oriente, Suramérica y el sudeste asiático, lugares en donde hizo varias investigaciones.

Pero no todo se quedaba en anécdotas, pues sus palabras también estaban adornadas con datos, cifras y estudios académicos que iba complementando, cada vez que su memoria fallaba, con una pequeña libreta que siempre llevaba consigo. Para quienes trabajaban con él, era evidente que podía leer con facilidad los contextos, analizaba con rapidez las respuestas que le daban y evaluaba, de manera minuciosa, el comportamiento de cada persona que entrevistaba.

Hay que decir, sin embargo, que Harrison no se basaba solamente en su carisma personal, pues antes de cada entrevista mostraba una carta de recomendación de la universidad que financiaba su trabajo, con lo cual recalcaba que su presencia en Colombia era motivada por un interés puramente académico