A FIDELIA, LA MUJER QUE LUCHA POR DIGNIFICAR LA PROSTITUCIÓN
Nació en Corozal, Sucre, y logró agremiar a más de 200 trabajadoras sexuales en una organización reconocida por el Ministerio de Trabajo.
Su lucha no es por la pobrecita, ni la puta, ni la prostituta. Su lucha es por los derechos de todas las mujeres que decidieron ejercer trabajo sexual por voluntad propia. Un espíritu de lucha que no apareció de la nada y aunque Fidelia Suárez siempre tuvo ese don de líder y defensora, no fue sino hasta ese día del año 2007 cuando se pondría como objetivo la protección de sus derechos y los de sus compañeras.
Fidelia dice, por ejemplo, que los exámenes que les exigen a las trabajadoras sexuales para ingresar a un establecimiento deberían ser gratis, pero deben pagarle a la Secretaria de Salud entre 80 mil y 130 mil pesos por cada prueba. Lo mismo sucede con medicamentos, condones y lubricantes que en las EPS son más costosos que en una farmacia común.
El trabajo de Fidelia no es crear el escape del trabajo sexual, no quiere hacer ver a sus compañeras como víctimas, ni volverlas mártires de la sociedad. Su meta es dignificar su trabajo y que como a todo trabajo se reconozcan derechos y se establezcan deberes. Pese a que Fidelia no tiene más estudio que su bachillerato, ha logrado la unión de un gremio rechazado por la sociedad. Ella desea continuar luchando. No parará hasta que logre que el trabajo sexual en Colombia sea reconocido y, sobre todo, respetado.
Nació en Corozal, Sucre, y logró agremiar a más de 200 trabajadoras sexuales en una organización reconocida por el Ministerio de Trabajo.
Su lucha no es por la pobrecita, ni la puta, ni la prostituta. Su lucha es por los derechos de todas las mujeres que decidieron ejercer trabajo sexual por voluntad propia. Un espíritu de lucha que no apareció de la nada y aunque Fidelia Suárez siempre tuvo ese don de líder y defensora, no fue sino hasta ese día del año 2007 cuando se pondría como objetivo la protección de sus derechos y los de sus compañeras.
Fidelia dice, por ejemplo, que los exámenes que les exigen a las trabajadoras sexuales para ingresar a un establecimiento deberían ser gratis, pero deben pagarle a la Secretaria de Salud entre 80 mil y 130 mil pesos por cada prueba. Lo mismo sucede con medicamentos, condones y lubricantes que en las EPS son más costosos que en una farmacia común.
El trabajo de Fidelia no es crear el escape del trabajo sexual, no quiere hacer ver a sus compañeras como víctimas, ni volverlas mártires de la sociedad. Su meta es dignificar su trabajo y que como a todo trabajo se reconozcan derechos y se establezcan deberes. Pese a que Fidelia no tiene más estudio que su bachillerato, ha logrado la unión de un gremio rechazado por la sociedad. Ella desea continuar luchando. No parará hasta que logre que el trabajo sexual en Colombia sea reconocido y, sobre todo, respetado.
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