FESTIVAL VALLENATO: LA PARRANDA CONTINÚA
El Festival de la Leyenda Vallenata llega este año a su edición número 50. Desde su creación ha sido clave para que el vallenato, un ritmo local que nació con las clases populares, sea hoy un símbolo de Colombia.
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo nació el vallenato. Muchos dicen que fue hace unos 300 años, cuando los campesinos y los vaqueros de las haciendas ganaderas de una vasta región que hoy comprende el sur de La Guajira, Cesar, Magdalena, Sucre y parte de Bolívar se reunían a cantar mientras arreaban el ganado o disfrutaban de un descanso en medio de la jornada.
Para algunos sucedió cuando se encontraron los instrumentos de las tres etnias que formaron a Colombia: la caja de los afrodescendientes, la guacharaca de los indígenas y la melodía (al comienzo interpretada con gaita o flauta) de los europeos. Y otros creen que fue a mediados de 1850, cuando el acordeón llegó al país por el puerto de Riohacha de la mano de los austriacos y se incorporó a las tradiciones musicales locales.
Probablemente resultó un proceso combinado de los anteriores que hoy, más de 100 años después, le ha dado forma a uno de los géneros musicales más exitosos de Colombia, con artistas que llenan estadios, una categoría propia en los Premios Grammy Latinos y millones de seguidores en todo el mundo.
El Festival de la Leyenda Vallenata llega este año a su edición número 50. Desde su creación ha sido clave para que el vallenato, un ritmo local que nació con las clases populares, sea hoy un símbolo de Colombia.
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo nació el vallenato. Muchos dicen que fue hace unos 300 años, cuando los campesinos y los vaqueros de las haciendas ganaderas de una vasta región que hoy comprende el sur de La Guajira, Cesar, Magdalena, Sucre y parte de Bolívar se reunían a cantar mientras arreaban el ganado o disfrutaban de un descanso en medio de la jornada.
Para algunos sucedió cuando se encontraron los instrumentos de las tres etnias que formaron a Colombia: la caja de los afrodescendientes, la guacharaca de los indígenas y la melodía (al comienzo interpretada con gaita o flauta) de los europeos. Y otros creen que fue a mediados de 1850, cuando el acordeón llegó al país por el puerto de Riohacha de la mano de los austriacos y se incorporó a las tradiciones musicales locales.
Probablemente resultó un proceso combinado de los anteriores que hoy, más de 100 años después, le ha dado forma a uno de los géneros musicales más exitosos de Colombia, con artistas que llenan estadios, una categoría propia en los Premios Grammy Latinos y millones de seguidores en todo el mundo.
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