EL MEGACAPO QUE TUVO QUE SER CAPTURADO DOS VECES
Dairon Manuel Plata es un desconocido para la mayoría de la opinión pública. Sin embargo, su nombre y en especial su alias, “Balotelli”, era muy popular en el mundo de la mafia y en entre las autoridades antinarcóticos colombianas y estadounidenses quienes desde hace años lo tienen en la mira. No es para menos.
Balotelli es uno de los capos más importantes dentro de la estructura de la banda criminal conocida como el clan del Golfo. Es el hombre de confianza de alias el Indio uno de los jefes de esa grupo mafioso y el tercero en la línea de mando de ese grupo. Pero su importancia radica no solo en su cercanía a la cúpula de esa organización de narcos. Era clave por lo que hacía.
Estaba encargado directamente de manejar la exportación de droga desde el golfo de Urabá. Desde el Norte de Santander y los Llanos los proveedores de cocaína del Golfo le hacían llegar cientos de kilos semanales. Al mes este hombre exportaba directamente entre 800 y 1000 kilos de droga hacia el Centroamércia. Adicionalmente era el encargado de recibir en Colombia a los narcos mexicanos del cartel de Juárez, quienes llegaban a comprar los alijos directamente en las zonas de almacenamiento que Balotelli tenía en diferentes lugares de Urabá.
Por años la DEA y la Policía persiguió al escurridizo narco. En julio de 2105 finalmente los comandos que participaban en la operación Agamenón lograron capturarlo. En su momento fue uno de los primeros golpes de esa recién lanzada operación. El gobierno colombiano y americano públicamente hablaron sobre la trasendencia del arresto de ese hombre solicitado en extradición. Pero la alegría duro poco.
Al día siguiente de su arresto y cuando se estaban realizando las diligencias de legalización de captura ante un juez de Cartagena, el togado increíblemente y con argumentos absurdos ordenó dejarlo en libertad. Los agentes de la DEA, policías y fiscales que participaron su persecución no podían creer lo que ocurrió.
Balotelli salió caminando tranquilo del juzgado y se internó nuevamente en la selva a los pocos días. Pocas semanas más tarde se descubriría que la complicidad del juez que fue destituido. Nuevamente toda la persecución tuvo que empezar de cero.
En febrero de 2016 la unidad de extinción de domino de la Fiscalía y la Dijín lograron incautarle bienes a Balotelli por 200 mil millones de pesos. Esa sola cifra evidencia en parte su importancia y los millones que obtenía para él y el Clan del Golfo por venta de drogas.
Fuera de exportar centenares de kilos de cocaína, Balotelli también manejaba el mercado interno de microtráfico en gran parte de la Costa. Para ello contaba con un ejército de sicarios a su servicio y oficinas de cobros. De hecho para apoderarse de ese negocio ilegal en Cartagena organizó un operativo de película para aniquilar a uno de sus rivales, conocido con el alias de Pichi. El episodio es ampliamente recordado porque un grupo de asesinos disfrazados de guardias del Inpec llegó hasta su apartamento para asesinarlo y se desató una balacera en uno de los sectores más exclusivos de La Heroíca.
Por dos años miembros de un grupo especial de investigaciones de la Dijín, agentes de la DEA y decenas de uniformados que participaban en la operación Agamenón lo estuvieron persiguiendo. En más de seis oportunidades corrió con suerte y logró escapar al cerco policíal. Sin embargo, la fortuna del bandido terminó en la mañana de este jueves.
La Dijín y los integrantes de la segunda fase de Agamenón lograron localizarlo tras una larga investigación en una lujosa finca cerca del municipio de Arboletes. Un grupo de comandos llegó al sitio y lo detuvo. De allí fue trasladado a Cartagena para legalizar su captura. La segunda de uno de los megacapos del Golfo.
Balotelli es uno de los capos más importantes dentro de la estructura de la banda criminal conocida como el clan del Golfo. Es el hombre de confianza de alias el Indio uno de los jefes de esa grupo mafioso y el tercero en la línea de mando de ese grupo. Pero su importancia radica no solo en su cercanía a la cúpula de esa organización de narcos. Era clave por lo que hacía.
Estaba encargado directamente de manejar la exportación de droga desde el golfo de Urabá. Desde el Norte de Santander y los Llanos los proveedores de cocaína del Golfo le hacían llegar cientos de kilos semanales. Al mes este hombre exportaba directamente entre 800 y 1000 kilos de droga hacia el Centroamércia. Adicionalmente era el encargado de recibir en Colombia a los narcos mexicanos del cartel de Juárez, quienes llegaban a comprar los alijos directamente en las zonas de almacenamiento que Balotelli tenía en diferentes lugares de Urabá.
Por años la DEA y la Policía persiguió al escurridizo narco. En julio de 2105 finalmente los comandos que participaban en la operación Agamenón lograron capturarlo. En su momento fue uno de los primeros golpes de esa recién lanzada operación. El gobierno colombiano y americano públicamente hablaron sobre la trasendencia del arresto de ese hombre solicitado en extradición. Pero la alegría duro poco.
Al día siguiente de su arresto y cuando se estaban realizando las diligencias de legalización de captura ante un juez de Cartagena, el togado increíblemente y con argumentos absurdos ordenó dejarlo en libertad. Los agentes de la DEA, policías y fiscales que participaron su persecución no podían creer lo que ocurrió.
Balotelli salió caminando tranquilo del juzgado y se internó nuevamente en la selva a los pocos días. Pocas semanas más tarde se descubriría que la complicidad del juez que fue destituido. Nuevamente toda la persecución tuvo que empezar de cero.
En febrero de 2016 la unidad de extinción de domino de la Fiscalía y la Dijín lograron incautarle bienes a Balotelli por 200 mil millones de pesos. Esa sola cifra evidencia en parte su importancia y los millones que obtenía para él y el Clan del Golfo por venta de drogas.
Fuera de exportar centenares de kilos de cocaína, Balotelli también manejaba el mercado interno de microtráfico en gran parte de la Costa. Para ello contaba con un ejército de sicarios a su servicio y oficinas de cobros. De hecho para apoderarse de ese negocio ilegal en Cartagena organizó un operativo de película para aniquilar a uno de sus rivales, conocido con el alias de Pichi. El episodio es ampliamente recordado porque un grupo de asesinos disfrazados de guardias del Inpec llegó hasta su apartamento para asesinarlo y se desató una balacera en uno de los sectores más exclusivos de La Heroíca.
Por dos años miembros de un grupo especial de investigaciones de la Dijín, agentes de la DEA y decenas de uniformados que participaban en la operación Agamenón lo estuvieron persiguiendo. En más de seis oportunidades corrió con suerte y logró escapar al cerco policíal. Sin embargo, la fortuna del bandido terminó en la mañana de este jueves.
La Dijín y los integrantes de la segunda fase de Agamenón lograron localizarlo tras una larga investigación en una lujosa finca cerca del municipio de Arboletes. Un grupo de comandos llegó al sitio y lo detuvo. De allí fue trasladado a Cartagena para legalizar su captura. La segunda de uno de los megacapos del Golfo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario