martes, 23 de enero de 2018

LA LUCHA PRESIDENCIAL EN BRASIL


La contienda para remplazar al presidente Michel Temer en octubre está tomando la forma de un asunto turbulento y amargo, con los votantes brasileños enfrentando opciones marcadamente diferentes.

Los dos candidatos que encabezan las preferencias están en los lados opuestos del espectro político y ambos aportan kilos de equipaje político a la contienda.

Luiz Inácio Lula da Silva, quien va a la cabeza, es una figura transformadora de la izquierda latinoamericana. Gobernó de 2003 a 2011 y está compitiendo para regresar en un tercer periodo, lo que representaría el dramático retorno de su Partido de los Trabajadores después de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en 2016.

El gran predicamento de Da Silva es que, en los próximos días, una corte de apelaciones podría hacerlo inelegible como candidato al cargo si confirma una condena y una sentencia de casi diez años en prisión por corrupción y lavado de dinero emitida en julio.

Detrás de él, en segundo lugar, está el diputado Jair Bolsonaro, un legislador de extrema derecha con una larga trayectoria de comentarios groseros e incendiarios de menosprecio hacia mujeres, negros y homosexuales.

El ascenso de Bolsonaro ha asombrado a los brasileños, algunos de los cuales lo consideran un síntoma de cuán conflictiva se ha vuelto la cuarta democracia más grande del mundo. En contraste, una base de fervientes simpatizantes ven al exmilitar como la solución radical necesaria para dar la vuelta a la suerte de una nación aquejada por una violencia agobiante, una epidemia de corrupción y una recuperación dispareja de una prolongada recesión económica.

Para los votantes que buscan algo intermedio, las opciones son limitadas.

Quienes están en el centro han batallado durante meses para apuntalar a un candidato moderado viable, pues los escándalos de corrupción han ensuciado a varias figuras de la clase dirigente.

Tomada de. The New York Times

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