Mientras en el 2010 había 10.956 delincuentes detenidos que ya habían cometido varios delitos, el año pasado esa cifra –entre los que están en la cárcel, tienen brazaletes y están en prisión domiciliaria– fue de 21.990, por lo que en los últimos siete años el número de reincidentes creció 100 por ciento.
Las estadísticas hacen parte de un estudio de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) que muestra el panorama de esta problemática que afecta la seguridad ciudadana y desfigura la confianza en la justicia. Esa investigación plantea alternativas para combatir la reincidencia diferentes a las que han sido puestas en el debate por la Fiscalía o la Policía, priorizando la prevención y la resocialización.
La FIP dice que con un promedio de 200.000 capturados cada año, los que repiten en el crimen representan un 14,3 por ciento del total de detenidos (no todos terminan en prisión), principalmente por hurto (28 %), porte de armas de fuego (16 %), porte y tráfico de drogas (13,5 %), violencia intrafamiliar (7 %), lesiones personales (7 %) y homicidios (6 %).
De las 179.024 personas que hacían parte de la población reclusa (efectivamente privados de la libertad) a enero de este año, el 8,6 por ciento era reincidente (unas 15.401 personas). De los que tienen una condena, es decir, de 112.196 personas, los reincidentes equivalen al 19,6 por ciento.
Parte del análisis de la FIP se concentra en el elevado costo que representa la reincidencia para el país, teniendo en cuenta los procesos judiciales, las reclusiones y las afectaciones sociales. El número de reincidentes presos que han tenido condenas, según el Departamento Nacional de Planeación, le cuestan al Estado más de 292.409 millones de pesos al año.
Por eso la FIP invita a que, más allá de las medidas carcelarias, el país busque mejorar las condiciones de prevención de la reincidencia, con programas de educación, inclusión laboral y medidas sociales en las zonas de mayor riesgo, y con mejores formas de resocialización en las cárceles.
Por cada peso que se invierte en resocialización, el país se ahorra un promedio de cinco pesos. “Como señala Naciones Unidas, la reducción de la cantidad de delincuentes que vuelven a delinquir significa menos víctimas, mayor seguridad comunitaria y menor presión para los organismos policiales”, dice la investigación.
A esto se suma que sin los reincidentes el hacinamiento en las cárceles sería del 26,2 por ciento, casi 20 puntos menos de lo que está hoy.
Pero no todos los reincidentes están en cárceles. De las 58.365 personas que registra el informe para el mes de enero en detención domiciliaria, unas 4.314 son reincidentes, es decir, el 7,3 por ciento de personas ya condenadas por haber delinquido han logrado el beneficio de casa por cárcel. Y entre quienes tienen brazaletes electrónicos, que son 5.255 custodiados con este sistema, 498 han repetido en el delito; es decir, el 9,4 por ciento.
En Bogotá, el porcentaje de reincidentes sobre el total de capturas se ha mantenido desde el 2013. La cifra, según la Secretaría de Seguridad y Convivencia, es del 15 por ciento.
La estadística es mayor en el caso de los menores; según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entre enero del 2012 y agosto del 2017, de los 152.048 menores que ingresaron al Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente, 31.460 fueron reincidentes (el 20,6 por ciento).
Aunque la cifra de reincidentes condenados en las cárceles (19,6 por ciento) es alta, la Fundación Ideas para la Paz dice que esa estadística en Colombia es inferior a la que se mantiene en otros países. En Argentina, por ejemplo, el 42 por ciento de las personas condenadas y en prisión ya habían cometido delitos; en São Paulo es el 49 por ciento; Chile, 51 por ciento, y México, 25 por ciento.
Esto no implica necesariamente que el país esté mejor, pues, según la FIP, lo que podría mostrar esa cifra es un importante subregistro. Afirma el Dane que la tasa de denuncia por delito en el 2016 apenas llegó al 29 por ciento del total de conductas ilícitas, lo que muestra que la mayoría de casos se quedan sin una acción judicial.
Tomada de: El Tiempo
Las estadísticas hacen parte de un estudio de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) que muestra el panorama de esta problemática que afecta la seguridad ciudadana y desfigura la confianza en la justicia. Esa investigación plantea alternativas para combatir la reincidencia diferentes a las que han sido puestas en el debate por la Fiscalía o la Policía, priorizando la prevención y la resocialización.
La FIP dice que con un promedio de 200.000 capturados cada año, los que repiten en el crimen representan un 14,3 por ciento del total de detenidos (no todos terminan en prisión), principalmente por hurto (28 %), porte de armas de fuego (16 %), porte y tráfico de drogas (13,5 %), violencia intrafamiliar (7 %), lesiones personales (7 %) y homicidios (6 %).
De las 179.024 personas que hacían parte de la población reclusa (efectivamente privados de la libertad) a enero de este año, el 8,6 por ciento era reincidente (unas 15.401 personas). De los que tienen una condena, es decir, de 112.196 personas, los reincidentes equivalen al 19,6 por ciento.
Parte del análisis de la FIP se concentra en el elevado costo que representa la reincidencia para el país, teniendo en cuenta los procesos judiciales, las reclusiones y las afectaciones sociales. El número de reincidentes presos que han tenido condenas, según el Departamento Nacional de Planeación, le cuestan al Estado más de 292.409 millones de pesos al año.
Por eso la FIP invita a que, más allá de las medidas carcelarias, el país busque mejorar las condiciones de prevención de la reincidencia, con programas de educación, inclusión laboral y medidas sociales en las zonas de mayor riesgo, y con mejores formas de resocialización en las cárceles.
Por cada peso que se invierte en resocialización, el país se ahorra un promedio de cinco pesos. “Como señala Naciones Unidas, la reducción de la cantidad de delincuentes que vuelven a delinquir significa menos víctimas, mayor seguridad comunitaria y menor presión para los organismos policiales”, dice la investigación.
A esto se suma que sin los reincidentes el hacinamiento en las cárceles sería del 26,2 por ciento, casi 20 puntos menos de lo que está hoy.
Pero no todos los reincidentes están en cárceles. De las 58.365 personas que registra el informe para el mes de enero en detención domiciliaria, unas 4.314 son reincidentes, es decir, el 7,3 por ciento de personas ya condenadas por haber delinquido han logrado el beneficio de casa por cárcel. Y entre quienes tienen brazaletes electrónicos, que son 5.255 custodiados con este sistema, 498 han repetido en el delito; es decir, el 9,4 por ciento.
En Bogotá, el porcentaje de reincidentes sobre el total de capturas se ha mantenido desde el 2013. La cifra, según la Secretaría de Seguridad y Convivencia, es del 15 por ciento.
La estadística es mayor en el caso de los menores; según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entre enero del 2012 y agosto del 2017, de los 152.048 menores que ingresaron al Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente, 31.460 fueron reincidentes (el 20,6 por ciento).
Aunque la cifra de reincidentes condenados en las cárceles (19,6 por ciento) es alta, la Fundación Ideas para la Paz dice que esa estadística en Colombia es inferior a la que se mantiene en otros países. En Argentina, por ejemplo, el 42 por ciento de las personas condenadas y en prisión ya habían cometido delitos; en São Paulo es el 49 por ciento; Chile, 51 por ciento, y México, 25 por ciento.
Esto no implica necesariamente que el país esté mejor, pues, según la FIP, lo que podría mostrar esa cifra es un importante subregistro. Afirma el Dane que la tasa de denuncia por delito en el 2016 apenas llegó al 29 por ciento del total de conductas ilícitas, lo que muestra que la mayoría de casos se quedan sin una acción judicial.
Tomada de: El Tiempo
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