El 28 de mayo del 2003, el nombre de Nelson Vargas Rueda apareció en titulares de noticias como el primer integrante de las Farc extraditado a Estados Unidos.
Hoy, 15 años después, el Consejo de Estado estudia una demanda en la que le reconocería una indemnización por los cuatro años y medio que estuvo detenido injustamente, pues la justicia estadounidense encontró que el hombre detenido y llevado ante una corte del distrito de Columbia no era realmente el guerrillero conocido con el alias de Marrano.
Vargas fue señalado por un ciudadano argentino que vivía en Saravena, Arauca, de ser el guerrillero responsable del secuestro y homicidio de los indigenistas estadounidenses Terence Freitas, Ingrid Washinawatok y Laheenae Gay en febrero de 1999, cuando realizaban un trabajo con la comunidad u’wa de ese departamento.
Un año después, Vargas, quien se dedicaba al comercio de plátano, fue detenido y acusado por supuestamente estar detrás del crimen y ser uno de los hombres más cercanos al jefe guerrillero del frente 10 de las Farc, ‘Grannobles’, quien dio la orden para matar a Freitas, Washinawatok y Gay.
El proceso judicial empezó en marzo del año 2000, cuando fue presentado ante un juez de Arauca por los delitos de rebelión, secuestro extorsivo y hurto calificado agravado. El 8 de mayo del 2003, después del aval de la Corte, y el Ministerio del Interior y de Justicia, el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez firmó la extradición para que Vargas compareciera en el país norteamericano por los delitos de concierto para cometer homicidio, ayuda y facilitamiento de un acto delictivo, como decía el indictment.
Los hechos por los que fue acusado Vargas le valieron que un juez de Miami pidiera la pena de muerte, pese a que el tratado entre Colombia y Estados Unidos impide que los ciudadanos extraditados sean sometidos a ese castigo.
Luego de 13 meses de juicio, la Corte de Columbia lo absolvió pues no encontró pruebas de que fuera el guerrillero; de hecho la única evidencia en su contra era el testimonio de Leonardo José Rodríguez, cuya esposa había tenido una relación sentimental con Vargas.
Ese mismo sustento quedó consignado en el fallo que expidió en el 2005 el juzgado colombiano. “Esta judicatura entra a valorar entonces el testimonio de Leonardo Rodríguez Calderón, el cual apunta a que este fue producto de los celos que en ese momento sentía al ver que la mujer que era su esposa hasta hacía muy poco, ya no hacía parte de su vida, por lo que al tener el altercado con su excompañera, momentos después es que decide acudir ante las autoridades a hacer imputaciones directas en contra de Vargas Rueda, su interés en este caso no era el de colaborar con la justicia sino de provocar un daño al acá acusado”, se lee en la decisión.
Incluso en el expediente están consignados informes de las autoridades con testimonios de los exguerrilleros Wellington Moreno Castaño y Adonais Acero Liones que dijeron entonces que Nelson Vargas no era el ‘Marrano’, que ni siquiera se parecía físicamente y que de hecho el nombre del guerrillero era Gildardo González.
Su familia se movilizó durante ese tiempo para probar su inocencia recogiendo firmas, invitando a declarar a los habitantes de El Botalón (Tame), donde residía, y a los proveedores de su negocio de plátano, pero el proceso siguió adelante.
Lo más grave, es que mientras Vargas estuvo detenido en la cárcel Modelo de Bogotá, a donde fue trasladado primero –y luego a La Picota y a Cómbita por su supuesta peligrosidad– perdió la pierna derecha.
En medio de los tiroteos y revueltas que experimentó la Modelo entre los años 1998 y el 2001 y en el que se calcula murieron y desaparecieron más de 100 personas Vargas recibió un disparo. El día que sucedió la revuelta estuvo durante tres horas sin atención médica, y tras 20 días hospitalizado y con un diagnóstico de gangrena le amputaron la pierna.
Por la omisión de protección que sufrió Vargas mientras estuvo detenido, ya ganó una demanda de reparación directa y recibió una indemnización por esos hechos; sin embargo, hoy espera que el Estado lo repare por los cuatro años y medio que estuvo preso, de hecho desde el año pasado el proceso está en un despacho del Consejo de Estado listo para fallo, pero la Corte no se pronuncia.
El 10 de mayo del 2008, el Ejército reportó la muerte del verdadero ‘Marrano’ en un combate ocurrido entre las poblaciones de La Tunia y El Recreo, en límites de los departamentos de Meta y Caquetá.
En la ropa del guerrillero encontraron dos cédulas, una colombiana a nombre de Carlos Julio Ávila y otra venezolana con el número 80448717.
Tomada de: El tiempo
Hoy, 15 años después, el Consejo de Estado estudia una demanda en la que le reconocería una indemnización por los cuatro años y medio que estuvo detenido injustamente, pues la justicia estadounidense encontró que el hombre detenido y llevado ante una corte del distrito de Columbia no era realmente el guerrillero conocido con el alias de Marrano.
Vargas fue señalado por un ciudadano argentino que vivía en Saravena, Arauca, de ser el guerrillero responsable del secuestro y homicidio de los indigenistas estadounidenses Terence Freitas, Ingrid Washinawatok y Laheenae Gay en febrero de 1999, cuando realizaban un trabajo con la comunidad u’wa de ese departamento.
Un año después, Vargas, quien se dedicaba al comercio de plátano, fue detenido y acusado por supuestamente estar detrás del crimen y ser uno de los hombres más cercanos al jefe guerrillero del frente 10 de las Farc, ‘Grannobles’, quien dio la orden para matar a Freitas, Washinawatok y Gay.
El proceso judicial empezó en marzo del año 2000, cuando fue presentado ante un juez de Arauca por los delitos de rebelión, secuestro extorsivo y hurto calificado agravado. El 8 de mayo del 2003, después del aval de la Corte, y el Ministerio del Interior y de Justicia, el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez firmó la extradición para que Vargas compareciera en el país norteamericano por los delitos de concierto para cometer homicidio, ayuda y facilitamiento de un acto delictivo, como decía el indictment.
Los hechos por los que fue acusado Vargas le valieron que un juez de Miami pidiera la pena de muerte, pese a que el tratado entre Colombia y Estados Unidos impide que los ciudadanos extraditados sean sometidos a ese castigo.
Luego de 13 meses de juicio, la Corte de Columbia lo absolvió pues no encontró pruebas de que fuera el guerrillero; de hecho la única evidencia en su contra era el testimonio de Leonardo José Rodríguez, cuya esposa había tenido una relación sentimental con Vargas.
Ese mismo sustento quedó consignado en el fallo que expidió en el 2005 el juzgado colombiano. “Esta judicatura entra a valorar entonces el testimonio de Leonardo Rodríguez Calderón, el cual apunta a que este fue producto de los celos que en ese momento sentía al ver que la mujer que era su esposa hasta hacía muy poco, ya no hacía parte de su vida, por lo que al tener el altercado con su excompañera, momentos después es que decide acudir ante las autoridades a hacer imputaciones directas en contra de Vargas Rueda, su interés en este caso no era el de colaborar con la justicia sino de provocar un daño al acá acusado”, se lee en la decisión.
Incluso en el expediente están consignados informes de las autoridades con testimonios de los exguerrilleros Wellington Moreno Castaño y Adonais Acero Liones que dijeron entonces que Nelson Vargas no era el ‘Marrano’, que ni siquiera se parecía físicamente y que de hecho el nombre del guerrillero era Gildardo González.
Su familia se movilizó durante ese tiempo para probar su inocencia recogiendo firmas, invitando a declarar a los habitantes de El Botalón (Tame), donde residía, y a los proveedores de su negocio de plátano, pero el proceso siguió adelante.
Lo más grave, es que mientras Vargas estuvo detenido en la cárcel Modelo de Bogotá, a donde fue trasladado primero –y luego a La Picota y a Cómbita por su supuesta peligrosidad– perdió la pierna derecha.
En medio de los tiroteos y revueltas que experimentó la Modelo entre los años 1998 y el 2001 y en el que se calcula murieron y desaparecieron más de 100 personas Vargas recibió un disparo. El día que sucedió la revuelta estuvo durante tres horas sin atención médica, y tras 20 días hospitalizado y con un diagnóstico de gangrena le amputaron la pierna.
Por la omisión de protección que sufrió Vargas mientras estuvo detenido, ya ganó una demanda de reparación directa y recibió una indemnización por esos hechos; sin embargo, hoy espera que el Estado lo repare por los cuatro años y medio que estuvo preso, de hecho desde el año pasado el proceso está en un despacho del Consejo de Estado listo para fallo, pero la Corte no se pronuncia.
El 10 de mayo del 2008, el Ejército reportó la muerte del verdadero ‘Marrano’ en un combate ocurrido entre las poblaciones de La Tunia y El Recreo, en límites de los departamentos de Meta y Caquetá.
En la ropa del guerrillero encontraron dos cédulas, una colombiana a nombre de Carlos Julio Ávila y otra venezolana con el número 80448717.
Tomada de: El tiempo
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