El presidente estadounidense presentó ante el Congreso el balance de su primer año de gobierno. Aunque moderó su tono, el magnate dejó claro que el control sobre la inmigración ilegal sigue siendo una de sus mayores prioridades.
El discurso del Estado de la Unión llegó en un momento clave para el presidente Donald Trump. El pasado martes, el presidente estadounidense presentó el balance de su mandato ante el Congreso y aprovechó la oportunidad para bajar las aguas del que ha sido un tormentoso primer año de gobierno. Un discurso que cambió en la forma, pero no en el fondo.
El 2018 recibió a Trump con grandes desafíos. El magnate tiene la más baja popularidad jamás registrada por un mandatario de Estados Unidos y tiene una investigación sobre la intromisión rusa en las elecciones de 2016. Además, su presidencia ha ahondado la polarización y ha puesto en riesgo las mayorías parlamentarias en un año en el que habrá elecciones para el Congreso.
Entendiendo esto, el presidente Trump apeló a un mensaje de unidad e invitó a sus contrincantes a que se unieran y “dejaran de lado sus diferencias”. Sin embargo, aunque esta vez moderó el tono, el discurso del presidente fue consecuente con lo que ha promovido desde la Casa Blanca.
El presidente norteamericano se refirió a la que fue quizás su mayor bandera política durante la campaña: la inmigración ilegal. Donald Trump, dejó claro que sus prioridades siguen siendo las mismas que cuando era candidato.
Para empezar su intervención sobre inmigración, el presidente invitó a Evelyn Rodríguez, una mujer de origen latino y madre de una niña de 16 años que fue asesinada por miembros de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13). El objetivo era claro, demostrar que “las fronteras abiertas" del país promovieron la proliferación de drogas, armas y pandillas. Algo que según Trump costó la "pérdida de muchas vidas inocentes".
"Muchos de estos pandilleros sacaron ventaja de evidentes lagunas y de nuestras leyes al entrar ilegalmente en el país como menores de edad no acompañados", afirmó Trump.
El mandatario se centró en la urgencia de aprobar una reforma migratoria, que permitiría también destrabar el diálogo político en el Congreso y permitir la aprobación del presupuesto federal. Trump dijo que si obtiene el suficiente apoyo, sus planes en materia de inmigración estarían basados en cuatro pilares.
El primero, que podría no obtener el respaldo de la base del magnate republicano, fuertemente anti-inmigrante, consiste en conceder un "camino a la ciudadanía" para los 1,8 millones de extranjeros que llegaron al país a una edad temprana y que no han resuelto su situación irregular al cabo de 12 años.
El segundo pilar, dijo Trump, "asegura completamente la frontera" sur, mediante la construcción de un muro en la frontera con México y la contratación de más agentes de inmigración.
El tercer pilar sería terminar con el sistema de sorteo de documentos de residencia, que sería sustituido por un supuesto sistema de méritos para los inmigrantes con habilidades requeridas por empresas estadounidenses. “El sueño americano también le pertenece a los estadounidenses”, dijo Trump en su discurso.
Y el cuarto -que provocó las protestas de los legisladores demócratas durante el discurso- pondría fin a las políticas que permiten la reagrupación familiar, limitando al máximo la posibilidad de que los inmigrantes ya instalados en el país puedan traer a integrantes de sus familias. “Tenemos un sistema en el que cualquier inmigrante puede traer virtualmente a un número ilimitado de personas a nuestro país”, dijo Trump mientras el Congreso escuchaba con atención. “En nuestro programa nos enfocaremos en la familia inmediata, esposos y niños pequeños”, añadió el presidente estadounidense.
Tomada de: Semana
El discurso del Estado de la Unión llegó en un momento clave para el presidente Donald Trump. El pasado martes, el presidente estadounidense presentó el balance de su mandato ante el Congreso y aprovechó la oportunidad para bajar las aguas del que ha sido un tormentoso primer año de gobierno. Un discurso que cambió en la forma, pero no en el fondo.
El 2018 recibió a Trump con grandes desafíos. El magnate tiene la más baja popularidad jamás registrada por un mandatario de Estados Unidos y tiene una investigación sobre la intromisión rusa en las elecciones de 2016. Además, su presidencia ha ahondado la polarización y ha puesto en riesgo las mayorías parlamentarias en un año en el que habrá elecciones para el Congreso.
Entendiendo esto, el presidente Trump apeló a un mensaje de unidad e invitó a sus contrincantes a que se unieran y “dejaran de lado sus diferencias”. Sin embargo, aunque esta vez moderó el tono, el discurso del presidente fue consecuente con lo que ha promovido desde la Casa Blanca.
El presidente norteamericano se refirió a la que fue quizás su mayor bandera política durante la campaña: la inmigración ilegal. Donald Trump, dejó claro que sus prioridades siguen siendo las mismas que cuando era candidato.
Para empezar su intervención sobre inmigración, el presidente invitó a Evelyn Rodríguez, una mujer de origen latino y madre de una niña de 16 años que fue asesinada por miembros de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13). El objetivo era claro, demostrar que “las fronteras abiertas" del país promovieron la proliferación de drogas, armas y pandillas. Algo que según Trump costó la "pérdida de muchas vidas inocentes".
"Muchos de estos pandilleros sacaron ventaja de evidentes lagunas y de nuestras leyes al entrar ilegalmente en el país como menores de edad no acompañados", afirmó Trump.
El mandatario se centró en la urgencia de aprobar una reforma migratoria, que permitiría también destrabar el diálogo político en el Congreso y permitir la aprobación del presupuesto federal. Trump dijo que si obtiene el suficiente apoyo, sus planes en materia de inmigración estarían basados en cuatro pilares.
El primero, que podría no obtener el respaldo de la base del magnate republicano, fuertemente anti-inmigrante, consiste en conceder un "camino a la ciudadanía" para los 1,8 millones de extranjeros que llegaron al país a una edad temprana y que no han resuelto su situación irregular al cabo de 12 años.
El segundo pilar, dijo Trump, "asegura completamente la frontera" sur, mediante la construcción de un muro en la frontera con México y la contratación de más agentes de inmigración.
El tercer pilar sería terminar con el sistema de sorteo de documentos de residencia, que sería sustituido por un supuesto sistema de méritos para los inmigrantes con habilidades requeridas por empresas estadounidenses. “El sueño americano también le pertenece a los estadounidenses”, dijo Trump en su discurso.
Y el cuarto -que provocó las protestas de los legisladores demócratas durante el discurso- pondría fin a las políticas que permiten la reagrupación familiar, limitando al máximo la posibilidad de que los inmigrantes ya instalados en el país puedan traer a integrantes de sus familias. “Tenemos un sistema en el que cualquier inmigrante puede traer virtualmente a un número ilimitado de personas a nuestro país”, dijo Trump mientras el Congreso escuchaba con atención. “En nuestro programa nos enfocaremos en la familia inmediata, esposos y niños pequeños”, añadió el presidente estadounidense.
Tomada de: Semana
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